sábado, 2 de abril de 2016

Relato 10: Escribe sobre un recuerdo de tu niñez


Una vez me pregunté por qué dolían los recuerdos, hasta que me di cuenta de que aquello en realidad se llamaba nostalgia. El dolor de los recuerdos significa que lo estás sintiendo, sino no se llamaría recuerdo. Desde que empecé a formar mi colección de estos siempre he sido de los que tienen que contener las lágrimas si quiero seguir recordando, de los que he querido volver al pasado para estar en un momento determinado. Pero el pasado, pasado está. Con el tiempo he crecido, y crecer significar aprender a apreciar las cosas de otra manera. Ya no recuerdo con tristeza, recuerdo cada momento bueno de mi vida con alegría. Si mi vida no estuviera formada por todo ello no sería quien soy ahora.
Podría destacar muchos momentos, como mi primer día de colegio, la primera vez que fui a esquiar, mi viaje a París o la primera vez que pisé una isla. Pero supongo que esto no es tan importante como las primeras veces que tuve contacto con mis amigas.
Las primeras que aparecieron en mi vida y que todavía conservo, fueron las Elenas. Apenas quedaban cuatro meses para finalizar el año 2001 cuando aparecieron. Que yo era una niña traviesa que no les puse las cosas fáciles, lo reconozco, que hemos tenido idas y venidas, ahora somos amigas, ahora simples compañeras de clase, pero una de ellas es la que pone la alegría y la otra la tranquilidad a mis días.
Después llegaron las mellizas, aquellas que no parecían ni hermanas de lo poco que se parecían, que yo al principio era más amiga de una que de la otra, hasta que ahogamos a los sims en la piscina y todo cambió. Que con una tengo la suerte de compartir mi día a día y a la otra sé que la voy a echar mucho de menos, que con ellas lo vivido ha sido mucho, muchos veranos, muchas tardes, muchas noches, muchos viajes, conversaciones, confesiones y millones de cosas que ni viviendo una vida más podría llegar a agradecérselo a cada una de ellas.
Podría decirse que las siguientes fueron las dos que parecen ser hermanas y la bailarina, aunque alguna de ellas apareció antes y tardé más tiempo en darme cuenta de lo que iban a pasar a ser, porque hay veces que compartes tus días con personas sin saber lo que van a llegar a significar. Que el lema de “no pierdes nada, en todo caso ganas” no te lo die cualquiera, que compañeros de gordeos de verdad se tiene pocos y que a lo mejor yo no estaría mencionando a todas estas personas si no fuera por Noelia.
Por último, y no por eso menos importante (porque puedo asegurar que no lo es), aunque esta parte de mi vida ya no se considere niñez, en 2013 llegó la gaditana. Hay veces que tomamos decisiones en nuestra vida que nos marcan para siempre y no hay cosa de la que me sientas más orgullosa que de haber entablado relación con ella, porque los años del bachillerato y de la universidad no hubieran sido lo mismo, porque es alucinante cómo una persona que ha estado a kilómetros de ti durante años puede ser tan parecida a ti. Porque con ella se cerró el circulo de mejores amigas que tengo ahora.
Mi mejor recuerdo de la niñez son mis amigas, las que tuve suerte de conocer cuando era pequeña, aunque algunas hayan llegado más tarde, y a las que tengo suerte de seguir conservando. Por muchos años más a su lado GJWHF.

 

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