sábado, 26 de marzo de 2016

Relato 9: Describe tu hogar de ensueño como si estuvieras viviendo en el ahora (en presente)


Nunca me han gustado los alrededores ni las zonas apartadas, me gusta tenerlo todo cerca, así que me encuentro en el centro de la ciudad. Vivo en un piso, en un dúplex para ser exactos. En la primera planta está el salón con todos sus muebles decorados en diferentes todos de marrón. La cocina, que no es muy grande, pero siempre he querido tener una isla en el centro, así que así lo hice cuando compré el piso. Lo último que se puede encontrar en esta planta es la enorme terraza desde la que se puede ver casi la ciudad al completo. Las escaleras son anchas y conducen a la segunda y última planta de la casa. En esta planta se encuentra mi habitación, la cual está decorada con muebles de madera clara y tonos azulados en las paredes.  Hay una habitación más, una que está llena de estanterías y cubierta de libros. Siempre dije que aquella habitación nunca faltaría cuando tuviera mi propia casa, así que así lo hice cuando compré el piso.

viernes, 25 de marzo de 2016

Relato 8: Reescribe algo que escribiste hace tiempo, pero usa un narrador distinto.

Mi primera novela la escribí con quince años y la titulé La claridad de tus ojos. Está es mi parte favorita de esa historia y me hace mucha ilusión compartirla con vosotros, aunque, como dice el reto, tiene un narrador diferente y la he modificado un poco para que sea contada desde otro punto de vista.

El restaurante del hotel iba a cerrar y no podía seguir allí dando vueltas a la cabeza sin llegar a ningún puerto, así que decidí subir a la habitación. En la primera planta, al fondo del pasillo, había un balcón donde pude ver a Adriana tecleando el iPad a toda velocidad. Adriana era una de las mejores amigas de Daniela, la chica a la que había conocido hacía tres años, la que llevaba toda la tarde ocupando mi cabeza, con la que había vuelto a coincidir aquel verano en Ibiza, de la que me había enamorado y de la que, después de todos estos años, no sabía cómo recuperar lo que habíamos tenido. Decidí dejar por un segundo mis sentimientos a un lado y centrarme en los de mi amigo Sergi, el cual estaba enamorado de Adriana, pero ella no había superado lo de su ex, al cual también había conocido hacía tres años y del que no había vuelto a saber nada. Entré en el balcón y pregunté:
-¿Qué haces? ¿Por qué tecleas tan rápido?
-Estoy hablando con Sara, acaba de mandarme los detalles del último partido en el que ha estado y, como está muy ocupada con la liga italiana, quiere que le ayude a hacer el artículo.
Adriana estudiaba periodismo y actualmente estaba haciendo prácticas en Verona para especializarse en periodismo deportivo.
-¿Está en italiano?- pregunté refiriéndome al artículo.
-No, es para el periódico de Madrid.
-¿Puedo verlo?
-No- dijo apartando el iPad.
-¿Por qué? Dicen que la mejor manera de conocer a un periodista es a través de lo que escribe.
Dejó el aparato sobre la repisa del balcón, cogió aire y vi reflejado en sus ojos verdes que parecía saber por qué estaba allí. Después empezó a hablar.
-Recuerdo los campamentos de verano cuando tenía entre diez y doce años. Conocía a un montón de gente y cuando llegaba el final no podía parar de llorar porque creía que les iba a echar de menos. Las primeras semanas eran así, pero una vez que llegaba el invierno olvidaba todo. Volvía al colegio con mis amigos de siempre y compañeros de clase, esas personas ya había desaparecido completamente de mi mente. Creo que los amores de verano son una locura, te pasa lo mismo que con las personas de los campamentos. Solo hay un problema, y es que han pasado tres años y todavía le echo de menos.
Entonces me di cuenta de que iba a ser más difícil de lo que pensaba convencerla de que le diera una oportunidad a Sergi.

jueves, 24 de marzo de 2016

Relato 7: Escribe una historia ficticia sobre un encuentro con una celebridad en un restaurante.


La noche se cerraba en Valencia donde había ido con mi mejor amiga a pasar el fin de semana, a recuperarnos del frío que hacía en nuestra ciudad y poder pasar tiempo por la playa en aquella ciudad de la costa.
No parábamos de dar vueltas por los pueblos buscando un restaurante en el que se nos antojara cenar. Divisamos el Fitzgerald tras dar la vuelta a una rotonda y decidimos parar allí. Eran pasadas las once de la noche, pero decidimos probar suerte. El restaurante podría decirse que tenía una de las decoraciones más bonitas que había visto en mi vida, una pared decorada con guitarras eléctricas y banco de madera para sentarse. Se notaba que no había nadie al observar  la enorme sala vacía, a excepción de una persona, una señora rubia con un cuaderno y un bolígrafo en el que no paraba de escribir. Pensé estar viendo alucinaciones al darme cuenta de que la persona que teníamos justo en frente era J.K. Rowling.
-Dime que estoy viendo bien- le dije a mi amiga.
-Si me estas preguntando que si tenemos en frente a una de las personas que más han influido en ti en los inicios de tu carrera como escritora, la respuesta es sí.
-¿Crees qué tendría que decirle algo?
-Espera que cojamos mesa y pidamos y ahora te acercas.
Así lo hicimos, pero resulta que en el restaurante no estaban dispuestos a darnos de cenar ya que habían cerrado las cocinas y lo único que nos daban eran batidos. Intentamos convencer al camarero, pero no parecía que fuera a ceder.
-¿Hay algún problema?- mi cabeza tradujo el inglés de una persona a nuestra espalda, era la única persona del restaurante, así que nos imaginamos quien era sin necesidad de movernos.
-La cocina está cerrada y no quieren darnos la cena- contesté en un inglés que hasta me costaba pensar que me estuvieran saliendo las palabras en un idioma que hacía tiempo que no hablaba.
-¿No hay ninguna forma de arreglar esto?- preguntó mientras dejaba su bandeja sobre el mostrador.
El corazón me latía a toda de velocidad solo de saber que tenía a J.K Rowling a escasos centímetros.
-Gracias, por intentar ayudar, pero no se preocupe.
Giré la cabeza hacia la mesa sobre la que estaba su cuaderno y pregunté:
-¿Trabajando en un nuevo proyecto?
-Sí, claro, nunca he dejado de escribir.
-Los escritores nunca dejamos de escribir.
-¿Estás interesada en la literatura?
-Estudio literatura y estoy en proyecto de ser escritora, ¿podría darme algunos consejos?
-Será un placer.
Acabamos pidiendo batidos y sentándonos con ella a hablar sobre literatura, sus experiencias e incluso me llegó a dar consejos muy útiles para mis futuras novelas.
Nuestra cena acabaron siendo batidos de chocolate, pero se compensó con la gran noche que pasamos.

 

sábado, 5 de marzo de 2016

Carta a mi yo del pasado

Querida tú, o querida yo:
Para nosotras siempre han existido tres principios y finales: el 31 de diciembre al acabar el año, cada curso nuevo que empezamos  y el día de nuestro cumpleaños.
Llevo mucho tiempo queriendo escribirte, pero el día en el que cumplo 20 años me ha parecido la mejor opción. Has vivido muchas cosas, aunque a lo mejor 20 años ni siquiera son muchos, pero la mayoría de nuestros momentos han sido maravillosos a pesar de los miedos, los errores y los momentos de bajón.
Primero decirte que a esta edad no te sientes tan mayor como pensabas que lo harías, ni siquiera eres tan alta como piensas que vas a ser, pero eso no importa.
A día de hoy sigue habiendo algo que no cambia en ti, el tener las cosas claras. Cambiarás de opinión sobre tu futuro millones de veces, pero te aseguró que cuando tomes la decisión definitiva será la mejor que hayas podido escoger. Espero que si algún día dudas sobre algo no te agobies, al fin y al cabo todo pasa. No te preocupes por las cosas que te digan que ya deberías haber hecho, como te digo, las cosas llegan solas, así que ten paciencia, ella va a ser siempre una de tus mayores virtudes.
Quiero pedirte que siguas escribiendo, lo que ahora solo son cuentos de una sola página y guiones de películas pronto se convertirán en extensas novelas. Escribe ese relato que tienes que escribir, hazlo, verás como consigues una recompensa, así que escucha a la que es ahora una de tus mejores amigas en la playa de Conil cuando hable sobre las estrellas. Aprovecha cada oportunidad que tengas para mostrar tu talento.
No tomes tus decisiones por lo que vaya a pasar mañana o por lo que vaya a decir la gente, decídete por el ahora y por lo que sientes en cada momento. Haz más caso al corazón y menos a la cabeza, aunque eso te lleve a realizar locuras. No te preocupes por cometer errores, ellos harán que seas la persona en la que te has convertido y poco a poco te irán haciendo más fuerte.
Como irás viendo con el tiempo, vas a empezar a sentirte un poco como Peter Pan y tendrás miedo de crecer cuando se acerque cada 5 de marzo, será un trauma para ti pasar de los 16 a los 17, y eso que podría decirse que aquel año fue uno de los mejores hasta la fecha, pero te voy a decir un secreto, cada año que pasa son más experiencias vividas y más recuerdos bonitos que van a construir tu vida. Disfruta de cada lugar nuevo que visites, de cada momento con tus amigas, incluso de cada asignatura que estudies en el colegio o en la universidad, aprovéchalo TODO.
No tengas miedo de romper lazos, pronto te irás dando cuenta de cuáles son las personas que merece la pena que te roben el tiempo.
Esa amiga que tienes en Murcia, cuídala mucho, con ella sí que te prohíbo romper lazos,  llegará un momento que se convierta en tu compañera en el largo camino que recorreréis juntas  hacia vuestro mayor sueño.
Y supongo que hasta aquí puedo contar, no quiero decirte mucho más ya que quiero que tengas sorpresas igual que las tuve yo, por lo menos hasta que lleguen tus 20 inviernos, hasta que llegue el momento de que dejes de recordar las cosas con nostalgia y empieces a recordarlas como los momentos bonitos que te ha regalado el paso de los años.
Mucho amor, enana.


viernes, 4 de marzo de 2016

Relato 6: Escribe un relato en el cual el personaje principal sea alguien que conozcas hoy.

No he conocido a nadie nuevo ni hoy ni esta semana, y aunque lo hubiera hecho no hubiera podido escribir sobre él o ella, ya que cuando escribo sobre alguien me gusta conocer a la persona más que de un día o una semana, por lo que he decidido escribir sobre una de las personas más recientes que tengo en mi vida, aunque haya pasado más de un año desde que le conocí. La persona a la que me llevo de mi primer año de universidad, que se ha convertido en un gran amigo, con el que he vivido muchos momentos y con el que espero volver a vivir más experiencias. Y como desde que sabe que escribo me está insistiendo mucho en que escriba un libro con el personaje principal inspirado en él y que se lo dedique, aquí tenéis un adelanto de una de mis futuras novelas.

Parecía mentira que hubieran pasado seis años desde que había empezado el instituto y que ya hubiera llegado el último día. Después del verano me mudaría a la ciudad para estudiar Derecho en la universidad.
Al llegar a mi casa me encuentro a mi padre en el salón.
-¡Qué bien te veo!- me dice.
Pienso que quiere algo de mí, ya que no creo que me vea bien con el moreno de flexo que tengo después de los exámenes finales.
-Gracias- contesto dejando la mochila sobre el sofá
-Bahri, tengo que enseñarte algo- me dice sin rodeos.
Ya sabía que quería algo.
Me guía hasta su habitación y entramos en el vestidor. Veo que una de las puertas tiene una cerradura. No suelo entrar ahí con frecuencia, por lo que no me había dado nunca cuenta hasta ese momento. Mi padre saca una llave del bolsillo y la abre.
-Pasa- dice.
Le miro sin saber si me lo dice en serio, pero según su cara no parece que esté de broma, así que entro y el me sigue. El armario está totalmente a oscuras, pero noto como toca algo en la pared y el armario parece moverse, como si estuviéramos en un ascensor que baja.
La puerta se abre y un pasillo luminoso con las paredes forradas de madera aparece delante de nosotros. Cierro los ojos con fuerza, no sé muy bien si es porque me ha molestado tanta claridad después de la oscuridad del ¿ascensor? o porque pretendo despertarme de ese sueño. Al abrirlos veo que sigo de pie en el mismo sitio y que tengo a mi padre al lado. Al fondo parece haber una sala más oscura en la que solo alcanzo a ver pantallas de ordenadores.
-Tengo que contarte algo.
Yo sigo sin decir ninguna palabras porque, ahora que sé que no estoy soñado, no me puedo creer que aquello pudiera estar debajo de mi casa.
-Este es mi trabajo y del que pronto pasarás a formar parte después de que te prepares para ello este verano.
Su discurso se interrumpe por los gritos de una persona que conozco y a la que veo salir junto a su madre de una sala en la que no me había fijado.
-¡No puede ser que me hayas estado ocultando esto durante tantos años! ¡Has hecho creer que podía decidir mi futuro como yo quisiera y ahora descubro que ya estaba preparado! Todos mis planes de ir a la universidad en septiembre acaban de irse a la mierda porque formamos parte de un club de espías que...
Mi mejor amiga se calla tras darse cuenta de mi presencia.
-Bahri, ¿qué haces tu aquí?- me pregunta.
Me resulta imposible decir una sola palabra, no solo porque todavía siga flipando con todo lo que había pasado en unos pocos minutos, sino porque acababa de oír que aquello era un club de espías.
-Lana, esto no es un club de espías, es vuestro futuro trabajo- contesta su madre-. Os iréis los dos este verano a Bélgica para empezar con vuestros entrenamientos.
No solo los planes de universidad se habían ido a la mierda como bien había dicho Lana, sino también lo que creíamos que iba a ser el mejor verano de nuestras vida. 
No sé si quería saber que más sorpresas inesperadas estaban por llegar.